Logotipo de Enredadera (URICI-CSIC)Enredadera: revista de la Red de Bibliotecas y Archivos del CSIC

eISSN: 1696-8239, nº 37 (marzo 2022), 35-38

https://doi.org/10.20350/digitalCSIC/14531

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Apoyo del CSIC a la publicación en acceso abierto: el punto de vista de un investigador

CSIC support for open access publishing: a researcher's perspective

Josep Calduch Giner

(j.calduch@csic.es)

Instituto de Acuicultura Torre de la Sal (IATS), CSIC,

Ribera de Cabanes, Castellón


Recibido: 01-02-2022; Revisado: 28-02-022; Publicado: 14-03-2022

Resumen: La publicación de trabajos en revistas de reconocido impacto es uno de los puntales por los que se juzgan los méritos científicos. El sistema de publicación en Acceso Abierto impone a los autores unos costes de publicación que suelen sufragarse con partidas específicas de los proyectos financiados. Por tanto, a mayor productividad mayor gasto. En el caso de los investigadores del CSIC, desde la URICI se gestiona un sistema ágil y sencillo de apoyo para contribuir en todo o parte a estos desembolsos.

Palabras clave: acceso abierto; costes de publicación; URICI; CSIC

Abstract: Publication of papers in high-impact journals is one of the key points for the evaluation of scientific merits. The Open Access publication system claims publication charges to authors, that are usually taken from projects specific funding. So success in publication can lead to considerable costs. As a help for CSIC researchers, URICI manages an agile and simple support system to alleviate partially or even completely these publication charges.

Keywords: open access; publication costs; URICI; CSIC

Cómo citar/Citation: Calduch Giner, J. (2022). Apoyo del CSIC a la publicación en acceso abierto: el punto de vista de un investigador. Enredadera: revista de la Red de Bibliotecas y Archivos del CSIC, (37), 35-38. https://doi.org/10.20350/digitalCSIC/14531


 

Tras una pandemia y un volcán, el grado de reconocimiento de la labor del CSIC entre nuestra sociedad ha aumentado considerablemente. Investigadores de nuestra institución aparecen de manera habitual en los medios, e incluso bastantes veces los informativos dicen correctamente “Consejo” en vez de “Centro” al presentar a Margarita del Val, Luis Enjuanes o Eugenio Fraile. La actualidad científica, aunque sea a un nivel bastante básico, permea en una audiencia necesitada de un mínimo conocimiento sobre anticuerpos, respuesta inmune celular o estratigrafía. Términos como PeCeErre, antígenos, fajana o malpaís forman ya parte del habla cotidiana. En este contexto, ya no se levantan tantas miradas suspicaces o de extrañeza cuando en cualquier reunión social uno indica a los recién conocidos que se dedica a la labor científica. Costará todavía arrancar del imaginario popular la figura del mad doctor estrafalario y despistado, pero vamos por buen camino. Muy posiblemente nuestro interlocutor en la reunión dará por sentado que nos dedicamos a las ciencias biomédicas, y si es atrevido podría comentar alguna particularidad notable de la actual emergencia sanitaria, diciendo incluso que el hallazgo ha sido reportado en La Prestigiosa Revista Médica The Lancet (siempre dicho así, seis palabras). Y si se habla de revistas y se tiene a un científico delante, la pregunta es inevitable: “Oye ¿tú has publicado en La Prestigiosa Revista Médica The Lancet?”. Uno lo ve venir, pero llegado a este punto la situación va cuesta abajo y sin frenos. Se le puede responder que sí, si es que ese es el caso, o que no pero sí en algunas otras. Y es entonces cuando llega La Pregunta: “Y esas revistas, cuando te publican ¿pagan bien?”. Todo el prestigio cosechado se derrumba al dar la explicación breve, que somos los científicos los que solemos pagar a las revistas cuando éstas acceden a publicar algo nuestro. Ampliemos pues la explicación a ver si recuperamos algo.

Uno de los avances que más ha impulsado la transmisión del conocimiento científico en los últimos años es la disponibilidad de publicaciones en línea. Los pdf, para entendernos. Hoy día uno puede llevar medio olvidado en el bolsillo un stick con una cantidad de separatas tal, que tradicionalmente necesitaría cuatro grandes archivadores para contenerlas. Y este paso del papel a lo digital ha dado un puñetazo sobre el tablero editorial. En el modelo tradicional, las editoriales imprimían periódicamente un nuevo volumen de sus títulos, conteniendo en sus páginas un número finito de aportaciones. Estos títulos llegaban por servicio postal a los particulares suscritos y a las bibliotecas de los centros y universidades que tuvieran una suscripción, desde donde se disponían para la consulta del personal. El retorno monetario del trabajo editorial realizado (comprendiendo valoración científica de las aportaciones, correcciones editoriales, maquetación, impresión, encuadernación y transporte) venía pues principalmente de estas suscripciones, y en parte también por publicidad pagada en las revistas más exitosas. Los que peinamos canas cuando todavía peinamos algo recordamos aprovechar reuniones y trabajos en otros campus para acercarnos a sus bibliotecas e intentar acceder a sus fondos de publicaciones que no estuvieran habitualmente a nuestro alcance de forma sencilla. O solicitar por correo postal a los autores una copia de sus trabajos con la esperanza de recibirlos algún día. El acceso digital lo revolucionó todo. Y si bien seguía habiendo muros de pago por suscripción, las editoriales comenzaron a plantear un cambio de modelo vista la sencillez para compartir aquellos ficheros fuera de su control. Y optaron por invertir la carga de la culpa. En vez de pagar los lectores, que paguen los autores. Puede parecer absurdo para el profano, pero dado que en el entorno científico la publicación de los resultados no es una opción sino una necesidad (publish or perish), tiene todo el sentido.

Se plantea pues una situación en la que en las revistas más apetecibles aparecen unos costes de publicación que deben sufragarse por parte de los autores tras la aceptación de los trabajos. Costes que pueden llegar a ser bastante considerables, incluso en aquellas publicaciones cuya existencia es únicamente digital y no existen por tanto aquellos costes de imprenta y transporte. Es más, el hecho de no estar constreñidas a un formato físico, una periodicidad o un número de páginas determinado por volumen posibilita que puedan ir publicando tantos trabajos vayan aceptando a medida que los maqueten. Ha habido inicialmente una serie de vaivenes con la creación de nuevas cabeceras, publicaciones de prestigio cuyos precios echaban para atrás, otras con precios asequibles y scope amplio en las que se publicaba de todo a diario, y estas casuísticas produjeron algunos cambios abruptos en muchos índices de impacto hasta que ha vuelto a alcanzarse un equilibrio en el que las publicaciones mantienen sus estándares de exigencia en las contribuciones para mantener el impacto y el prestigio que les posibilita demandar un determinado coste de publicación. Un equilibrio en el que las mejores revistas suelen ser también las que imponen un mayor peaje, claro. Desde el punto de vista del autor, todo desembolso a costa de los siempre exiguos fondos de investigación es una traba, pero desde el punto de vista del lector (y todos leemos bastante más de lo que publicamos) este sistema abierto en el que se tiene acceso inmediato y gratuito sin complicaciones a los avances científicos más inmediatos es una bendición. Amén de que se cumple con el principio de que toda investigación generada con fondos públicos debe ser accesible a todo el mundo.

Al itemizar los presupuestos de investigación en una solicitud, la partida de difusión suele tener las de perder. Si se pide mucho, será recortada en la evaluación. Si se pide menos, se corre el riesgo de quedar cortos a poco que, como siempre deseamos, la investigación sea exitosa y fructífera. El equivalente a morir de éxito. Es por esto que nuestro CSIC, a través de la Unidad de Recursos de Información Científica para la Investigación (URICI) ha ido proponiendo una serie de ayudas para complementar los costes de acceso abierto. Comenzando de forma tímida, con un número limitado de publicaciones a cofinanciar por autor y año, pero con una mecánica de funcionamiento sencilla (solicitud vía web indicando autores, artículo y revista, respuesta rápida). Un requisito que se venía pidiendo en los inicios era que los autores mantuviesen actualizadas sus contribuciones en DIGITAL.CSIC con el fin de tener en abierto la mayor parte posible de la producción de la institución. Un caramelo que vino muy bien para estimular el ponerse al día y cumplir con lo que ya es un Mandato desde abril de 2019.

Y desde los inicios la progresión ha sido a mejor. La interfaz actual puede encontrarse en la página Programa de Apoyo a la Publicación en Acceso Abierto para autores CSIC que se encuentra en la web de la Red de Bibliotecas y Archivos del CSIC. O lo que es lo mismo, introducir “acceso abierto csic” en el buscador de cabecera. Una página clara y de navegación sencilla en la que en dos clics uno se encuentra solicitando el descuento correspondiente (entre el 10% y el 100%) de la publicación deseada. La revisión de la solicitud para su aprobación es rápida, lo que es muy de agradecer. El equipo humano detrás de la interfaz es además comprensivo y eficaz. En los inicios, cuando no teníamos los automatismos hechos al proceso, era demasiado frecuente (mea culpa) enterarse tarde (al recibir la aceptación de publicación) de que la solicitud del descuento debía haberse hecho en el momento de someter el trabajo a su revisión. Y siempre que la ayuda seguía siendo factible por los demás requerimientos, la URICI hacía lo necesario para concederla igualmente.

La URICI trabaja para seguir consiguiendo descuentos con los principales grupos editoriales, de manera que lo que muestra en su página de acceso es un Quién es Quién de la publicación en abierto. Lo cual nos viene bien a los investigadores, pues desde el momento en que se ha corrido la voz de que pagamos por publicar, estamos sometidos a un chorreo continuo de correos con invitaciones a mandar contribuciones a publicaciones de distinto pelaje, con grandes facilidades de evaluación y bajos costes de publicación. Lo que hace unos años eran invitaciones a ser Honorable Speaker en el tema a nuestra elección en simposios en Oriente, con todo pagado (a excepción del viaje, el alojamiento en el mismo pequeño hotel del congreso y la manutención), ahora es spam con solicitudes con nuestra Valuable Contribution a publicaciones de nombres clónicos que tienen entre cero y ningún artículos en su contenido y que se pagan con Paypal. Las imágenes en algunas de sus webs (fig. I) suelen inducir a la desconfianza, pero aun así el que alguien caiga en esta suerte de phising es una cuestión estadística.

Figura I. Algunas publicaciones que aparentan ser de impacto y solicitan a los autores el envío de artículos para cobrar y subirlos.

Estas no están cubiertas por el Programa de ayuda a la publicación de acceso abierto. La URICI ha hecho por nosotros el trabajo de filtrado.

¿Hay puntos a mejorar? desde luego, los usuarios siempre pediremos la luna, querremos una ayuda del 100% en todas las editoriales, y si se consigue pediremos aceptaciones más rápidas y un color de fondo en la web más a la moda. Pero siendo realistas se está yendo por el buen camino para permitir a los investigadores del CSIC que la mayor preocupación para publicar en abierto sea la calidad científica y no tanto el asunto económico.

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